Necesidad y Potencia.
Una de las características la disciplina artística llamada gráfica o estampa, es la estrecha correspondencia que guardan la técnica y el lenguaje plástico en esta, y es tan íntima esta relación, que es determinada a priori en los modelos de reproducción gráfica, desarrollados a partir de necesidades muy específicas y definiéndose claramente en función de una tensión entre limitación y posibilidad que ofrece la técnica.
De tal guisa, las distintas técnicas de la estampa que utiliza el grabador o estampador (y las innovaciones que haga sobre ellas), definen su propio lenguaje plástico, siendo éste el primer nivel de significado de lo que una estampa es como obra de arte. En este sentido, la plancha que invariablemente se utiliza para la reproducción de una imagen-matriz, soporta en si la potencia de posibilidades, que cuando llegan a su límite tienden a crear materias nuevas.
Por lo anteriormente mencionado, cabe destacar que si una estampa es lo que es hoy en día de manera convencional, es debido a que las distintas técnicas que lo componen, han sido utilizadas ensalzando su carácter técnico dejando de lado un análisis más conceptual que guarda este quehacer.
Posiblemente en la estampa nos seguimos preguntando por el ¿Qué? Y el ¿Cómo? , pero considero que la pregunta que falta es el ¿Por qué?, el ¿Porqué seguir haciendo estampas?, y es precisamente que esta última pregunta me obliga hacer otra ¿Cómo puede ser que una estampa sea?, la imagen –matriz contestaría, pero entonces ¿Qué es una imagen-matriz?, o mejor dicho, ¿Cómo puede ser una imagen –matriz?.
Reflexión y posibilidad.
En términos mecánicos, el principio unificador de la gran variedad de procedimientos que componen el universo del grabado, es la existencia la imagen sobre un soporte o matriz que permite su reproducción.
Si damos un paso más en la concreción técnica, las posibilidades de encontrar en rigor, un principio unificador entre la dispersa riqueza de posibilidades gráficas desaparece, por lo que creo es mejor pensar y observar de nuevo los principios básicos de los elementos componentes que hacen que una estampa sea.
Esto es que, si entendemos que contamos con cinco posibilidades técnicas iniciales para crear una imagen-matriz (Bloqueo, Relieve, Hueco, Planográficas y Electrónicas ó Virtuales) de las cuáles se han desprendido todas las demás, entenderemos la potencia creativa y conceptual, que aún guardan las técnicas convencionales y las nuevas tecnologías aplicadas en la reproducción de una imagen.
Como ejemplo de lo anterior, es que propongo mi proyecto de investigación a desarrollar, como un punto de reflexión sobre una de las cinco técnicas ya mencionadas anteriormente.
La técnica es la de bloqueo y pese a lo que se piense generalmente, esta técnica es la más antigua de todas como proceso técnico sistematizado para la creación de una imagen-matriz, ya que hace 40,000 años en pinturas rupestres, correspondientes a la última glaciación, en donde el autor de estas pinturas puso en su boca líquidos pigmentados para estarcirlos a manera de aspersor sobre la pared de sus cuevas, utilizó su mano como imagen y matriz para bloquear el estarcido y así dejar la silueta impresa sobre la pared, en este sentido la primera matriz fue el cuerpo humano, materia viva.
Es sin duda una imagen poética, la impresión de su cuerpo, su existencia, aquí no podemos hablar de un conocimiento del dibujo para representar el cuerpo del autor, se dejó el espacio-tiempo (la huella) de la mano de este, la prueba de una materia aludida.
Estampar la Mugre.
Es de mi interés entender no solo como es que una imagen-matriz es, sino develar los síntomas que hacen que una imagen-matriz sea en relación con mi entorno, mi hábitat, mi ciudad.
En este contexto, es que el presente proyecto se origina desde hace poco más de cuatro años, cuando utilizando pegamento en aerosol sobre el piso de mi casa para fijar unos afiches para una exposición mía que se llevaría acabo en unas horas, que dejé rociado sobre el piso el pegamento sin darme cuenta; así pasaron varios días en un continuo ajetreo por la cantidad de trabajo acumulado durante la semana que no reparé en mi piso, solo pensaba que no había hecho el quehacer, así el fin de semana a punto de limpiar mi casa, me di cuenta de lo que estaba en el piso “sensibilizado” por el pegamento: mugre fijada en un orden aleatorio, pero bien definido por los distintas siluetas dejadas por los afiches que pegué; de esta forma es que me di cuenta que lo que estaba ahí fijado, mi transcurrir de casi una semana, un transcurrir frenético, mi acontecer, mi gastarme en el mundo.
En aquél momento me di cuenta no solo de un motivo muy interesante para desarrollar, sino de un desafío aún más interesante, como debería ser una imagen-matriz para desarrollar el motivo recién encontrado y sospeché que eso obligaría a replantearme la forma de saber y hacer una estampa…la necesidad había sido establecida.
En este punto la cuestión radica en definir cual es ese “hacer” que lleva al saber, como factor determinante del proceso creativo que quería desplegar, es decir, la técnica a desarrollar significaría sobre todo una forma de dirigirme, de un estar al tanto, de saber.
Así de este modo, se suceden una serie de preguntas por mí ser-ahí, mi ser-entre otros, y preguntando en la práctica de estampar mugre y polvo recolectado de lugares en específico, que represento mi espacio-hábitat con fragmentos de las circunstancias que componen mi espacio vital, mi espacio ciudad y mi espacio sensorial, pensar mi ciudad a partir de mi transcurso por ella.
De tal guisa, la lectura de la obra generada no solo depende de la identificación de las formas o figuras representadas, sino de cómo se integran estos fragmentos de mi realidad como elementos componentes de la obra en su totalidad. Por lo que la selección del lugar a representar, determinará en cada obra, las características del material recolectado, el proceso y los motivos a estampar, planteándose como un estudio de la ciudad y sus símbolos de identidad, siendo la mugre y polvo el material a utilizar como segmentos del contexto de esta ciudad, en oposición a una pretendida pulcritud de la conciencia social de nosotros sus habitantes.
Una de las características la disciplina artística llamada gráfica o estampa, es la estrecha correspondencia que guardan la técnica y el lenguaje plástico en esta, y es tan íntima esta relación, que es determinada a priori en los modelos de reproducción gráfica, desarrollados a partir de necesidades muy específicas y definiéndose claramente en función de una tensión entre limitación y posibilidad que ofrece la técnica.
De tal guisa, las distintas técnicas de la estampa que utiliza el grabador o estampador (y las innovaciones que haga sobre ellas), definen su propio lenguaje plástico, siendo éste el primer nivel de significado de lo que una estampa es como obra de arte. En este sentido, la plancha que invariablemente se utiliza para la reproducción de una imagen-matriz, soporta en si la potencia de posibilidades, que cuando llegan a su límite tienden a crear materias nuevas.
Por lo anteriormente mencionado, cabe destacar que si una estampa es lo que es hoy en día de manera convencional, es debido a que las distintas técnicas que lo componen, han sido utilizadas ensalzando su carácter técnico dejando de lado un análisis más conceptual que guarda este quehacer.
Posiblemente en la estampa nos seguimos preguntando por el ¿Qué? Y el ¿Cómo? , pero considero que la pregunta que falta es el ¿Por qué?, el ¿Porqué seguir haciendo estampas?, y es precisamente que esta última pregunta me obliga hacer otra ¿Cómo puede ser que una estampa sea?, la imagen –matriz contestaría, pero entonces ¿Qué es una imagen-matriz?, o mejor dicho, ¿Cómo puede ser una imagen –matriz?.
Reflexión y posibilidad.
En términos mecánicos, el principio unificador de la gran variedad de procedimientos que componen el universo del grabado, es la existencia la imagen sobre un soporte o matriz que permite su reproducción.
Si damos un paso más en la concreción técnica, las posibilidades de encontrar en rigor, un principio unificador entre la dispersa riqueza de posibilidades gráficas desaparece, por lo que creo es mejor pensar y observar de nuevo los principios básicos de los elementos componentes que hacen que una estampa sea.
Esto es que, si entendemos que contamos con cinco posibilidades técnicas iniciales para crear una imagen-matriz (Bloqueo, Relieve, Hueco, Planográficas y Electrónicas ó Virtuales) de las cuáles se han desprendido todas las demás, entenderemos la potencia creativa y conceptual, que aún guardan las técnicas convencionales y las nuevas tecnologías aplicadas en la reproducción de una imagen.
Como ejemplo de lo anterior, es que propongo mi proyecto de investigación a desarrollar, como un punto de reflexión sobre una de las cinco técnicas ya mencionadas anteriormente.
La técnica es la de bloqueo y pese a lo que se piense generalmente, esta técnica es la más antigua de todas como proceso técnico sistematizado para la creación de una imagen-matriz, ya que hace 40,000 años en pinturas rupestres, correspondientes a la última glaciación, en donde el autor de estas pinturas puso en su boca líquidos pigmentados para estarcirlos a manera de aspersor sobre la pared de sus cuevas, utilizó su mano como imagen y matriz para bloquear el estarcido y así dejar la silueta impresa sobre la pared, en este sentido la primera matriz fue el cuerpo humano, materia viva.
Es sin duda una imagen poética, la impresión de su cuerpo, su existencia, aquí no podemos hablar de un conocimiento del dibujo para representar el cuerpo del autor, se dejó el espacio-tiempo (la huella) de la mano de este, la prueba de una materia aludida.
Estampar la Mugre.
Es de mi interés entender no solo como es que una imagen-matriz es, sino develar los síntomas que hacen que una imagen-matriz sea en relación con mi entorno, mi hábitat, mi ciudad.
En este contexto, es que el presente proyecto se origina desde hace poco más de cuatro años, cuando utilizando pegamento en aerosol sobre el piso de mi casa para fijar unos afiches para una exposición mía que se llevaría acabo en unas horas, que dejé rociado sobre el piso el pegamento sin darme cuenta; así pasaron varios días en un continuo ajetreo por la cantidad de trabajo acumulado durante la semana que no reparé en mi piso, solo pensaba que no había hecho el quehacer, así el fin de semana a punto de limpiar mi casa, me di cuenta de lo que estaba en el piso “sensibilizado” por el pegamento: mugre fijada en un orden aleatorio, pero bien definido por los distintas siluetas dejadas por los afiches que pegué; de esta forma es que me di cuenta que lo que estaba ahí fijado, mi transcurrir de casi una semana, un transcurrir frenético, mi acontecer, mi gastarme en el mundo.
En aquél momento me di cuenta no solo de un motivo muy interesante para desarrollar, sino de un desafío aún más interesante, como debería ser una imagen-matriz para desarrollar el motivo recién encontrado y sospeché que eso obligaría a replantearme la forma de saber y hacer una estampa…la necesidad había sido establecida.
En este punto la cuestión radica en definir cual es ese “hacer” que lleva al saber, como factor determinante del proceso creativo que quería desplegar, es decir, la técnica a desarrollar significaría sobre todo una forma de dirigirme, de un estar al tanto, de saber.
Así de este modo, se suceden una serie de preguntas por mí ser-ahí, mi ser-entre otros, y preguntando en la práctica de estampar mugre y polvo recolectado de lugares en específico, que represento mi espacio-hábitat con fragmentos de las circunstancias que componen mi espacio vital, mi espacio ciudad y mi espacio sensorial, pensar mi ciudad a partir de mi transcurso por ella.
De tal guisa, la lectura de la obra generada no solo depende de la identificación de las formas o figuras representadas, sino de cómo se integran estos fragmentos de mi realidad como elementos componentes de la obra en su totalidad. Por lo que la selección del lugar a representar, determinará en cada obra, las características del material recolectado, el proceso y los motivos a estampar, planteándose como un estudio de la ciudad y sus símbolos de identidad, siendo la mugre y polvo el material a utilizar como segmentos del contexto de esta ciudad, en oposición a una pretendida pulcritud de la conciencia social de nosotros sus habitantes.
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